Florencia & Venecia

Como de vez en cuando, os traigo mi último viaje. En éste caso dos ciudades, Florencia y Venecia. Ambas ciudades con mucho encanto, y muy fáciles de visitar en el mismo viaje. Yo me decidí por el tren para unir ambos destinos, y no me equivoqué.

Destino muy distinto al último que publiqué, pero como siempre dije, los grandes viajes mejor sin hijos. Europa, ya es otra cosa. Y mi familia ya ha aumentado, así que a explorar mejor sitios más cercanos.

Primer destino, Florencia. Simplemente deciros que me alojé en la Plaza de San Lorenzo. La situación es Magnífica, aunque con un pero. Las calles de la ciudad son de piedras irregulares y adyacente a la Plaza hay un mercado de puestos ambulantes que se desplazan en carretilla. Pues el sonido de las carretillas a las 6 de la mañana, una detrás de otra es bastante molesto para conciliar el sueño. Si vais a alojaros en ésta plaza, aseguraros que las ventanas estén insonorizadas.

Por otro lado tendréis muy cerca el mercado central, y en su planta superior tenéis muchos restaurantes. No son turísticos y tenéis de todo. Pizzerías, bocatas gourmet, pastelerías,… y todo muy bien diseñado con espacios comunes para probar un poco de todo. De verdad que os lo aconsejo.

La ciudad es pequeña, al menos el centro histórico, y es fácil recogerla a pie. Yo tenía el Duomo muy cerca, así que casi todas las mañanas pasaba por allí y lo contemplaba. Es curioso el color del mármol  (os muestro las fotos en ByN para no fastidiar la primera impresión, para aquellos que no hayáis estado… todavía), y las dimensiones tan grandes si las comparamos con los edificios adyacentes. Por dentro, para mi, no es nada del otro mundo. Se puede subir a la torre y a la cúpula. Lo más curioso de la cúpula es que puedes ver de cerca las pinturas que decoran el interior. Pero si quieres subir por las vistas, para mi, las mejores están desde la torre del Palazzo Vecchio.

No he tenido mucha libertad para fotografíar la ciudad, por lo que no os muestro muchas fotos. (La peque roba muchísimo tiempo, jajaja) Pero si a alguno os sirve para haceros una idea de qué os vais a encontrar, habrá merecido la pena.

No voy a empezar a detallaros sitios a donde ir  (seguro que una guía os dará mucha más información y más útil) pero si algún consejo (el que lo quiera), como el de no subir a la torre del Palazo Vecchio, a la del Duomo y a la cúpula. Elegid una, las vistas son las mismas, pero desde el Palazzo podéis ver el Doumo, mucho más fotogénico 😉 Y si vais con un bebé de 9kg en la mochila… la cosa se pone interesante para subir las tres, jajaja.

Y en cuanto a los imprescindibles, tres sitios. Duomo, Ponte Vecchio y la Capilla Médici. No pude ir a la famosa perfumería-farmacia de la que me cuentan maravillas, así que no puedo opinar. Y la Capilla Médici en restauración así que nada aceptable que mostrar de ese lugar. Google os ayudará más para haceros una idea real de lo que es, y del ambiente tan oscuro y tétrico del lugar.

Siguiente destino, Venecia. Y para ser sinceros, repito lugar. No recuerdo haberlo hecho antes, pero tenía una espinita con Venecia. Tuve que verla mal y rápido en medio día, y me prometí volver a la que para mi es una ciudad única, que por mucho que intenten plagiar mantiene intacta su originalidad. Lo peor… todavía más turistas de los que recordaba.

Me alojé en el Hotel Danieli. Un hotel icónico de la ciudad gracias a una de esas ofertas que aparecen en los buscadores y que no acabas de creerte. Es un hotel muy bueno pero increíblemente sobrevalorado. Sus tarifas son desproporcionadas. Como casi todo en Venecia.

Y sobre qué ver en Venecia… está claro que la Plaza de San Marcos es el centro del que partir. Hay muchas iglesias en la ciudad, y si vais a adrede buscándolas todas os llevaréis muchas decepciones con todas esas cosas que hay que ver en Venecia. Así que para mi os indico las que realmente merecen la pena ver: la Basílica de San Marcos, la iglesia de San Zacarías, la Basílica de Santa María de la Salud y la Basílica de Santa María del Frari. Y claro, por supuesto Rialto, la Scuola Grande di San Rocco,Puente de los Suspiros,… haced caso de vuestra guía.

Y lo mágico de Venecia, está claro que son sus propias calles y canales. Ahí es donde hay que disfrutarla (si el mar de turistas te lo permite). Perderse y salir de los lugares más transitados es muy recomendable, y de paso encontrar un supermercado que no sea turístico y pagar precios justos, también sienta bien. Y por favor, hay que dormir en la ciudad vieja, y ver la magia de la ciudad también de noche, cuando los turistas que se alojan fuera de la isla y los que vuelven a los cruceros dejan la ciudad mucho más habitable.

Si estáis cerca de San Zacarías, os recomiendo un sitio de paninis gourmet llamado Bistrot de l’Osmarin, en Campo de San Provolo, junto al canal. Es comida para llevar o en una pequeña barra en el interior del local. Los precios están contenidos y los paninis y pizzas están increíbles.

Para una cena romántica, os aconsejo el restaurante Da Raffaele. No es barato, pero se come francamente bien y está junto a un pequeño canal. La calle no tiene salida así que también es muy tranquilo.

Para abrir el apetito antes de cenar y darte un capricho (más bien caprichazo) no se puede uno ir de Venecia si pasar por el Florian. Una de las cafeterías con más magia e historia de Europa, considerada una de las cafeterías con más encanto del viejo continente. Está en la Plaza de San Marcos, y si, el café cuesta en la terraza 12€, y si hay música en directo 18€. Lo cierto es que no pagas la consumición, si no la experiencia y la historia de sentarte en ese mítico lugar. No es algo que puedas hacer todos los días, pero pagas situación, ambiente, historia, encanto,… Pero mirad la carta, porque un splitz cuesta lo mismo que un café. Como he dicho, pagas por la experiencia, no por el producto. Y la verdad es que en peores tonterías nos gastamos a veces el dinero, así que si no tienes pensado volver a Venecia, aprovecha y date el capricho.

Hotel Danieli

Restaurante De Raffaele, con mis dos reinas.

Vistas desde la terraza donde sirve el desayuno el Hotel Danieli.

Esto es aburrirse mientras tu marido y padre fotógrafo hace de las suyas. Qué paciencia.

Lo dicho, bonita experiencia sentarse en el Florian, coger una silla y hacer ésta foto. Que bonito recuerdo.

(Y darle las gracias a Roberto, el camarero del Florian que me ayudó a dejar libre la galería de turistas, jajaja)

A la derecha de ésta foto está el puente de Rialto.

Lo recordaba mágico, pero me encontré con obras de rehabilitación y una gran lona horrorosa. En fin, la próxima 😉